Viaje en coche


Mi marido y yo estábamos de viaje. 

Hace mucho tiempo que no nos íbamos de vacaciones juntos. 

Hicimos las maletas, revisamos el coche, dejamos a los niños con mi suegra. 
¡Estaba todo bien! Iriamos disfrutar de un fin de semana en la playa. 



El viaje iba bien, un poco aburrido, pues estábamos en silencio. 

Ya habían pasado unas 5 horas de viaje. 
Entre una ciudad y otra vimos a una chica pidiendo viaje. 
Cabello negro, flaca, tatuada, muy bonita. 
Paramos el auto, él conducía, y yo conversé por la ventana con ella. 



- ¿A dónde vas, querida? 

Pregunté a la chica. 

- Ahora, voy a la costa, señora. 

Ella respondió con un acento fuerte. 

- Vamos, vamos, ¿quieres subir?

- Sí. 

Y entró al coche. 


Se sentó en el asiento trasero. 

Me di cuenta de que mi marido no paraba de mirar por el retrovisor. 
Yo le miraba de rabo de reojo y él miraba insistentemente al retrovisor. 
Empecé a sentir un poco incómoda, 
pero solo un poco. 



Mi marido lo había hecho alguna vez

pero nada abierto, siempre a espaldas mías. 


La chica hablaba de su vida, y nos contaba de todo. 

Con el tiempo, empecé a quedarme a un lado. 
Los dos parecían estar llevándose muy bien. 
Mi marido me pidió que cambiar de lugar con ella, 
ya que estaba en silencio y no paraban de hablar. 



Cambiamos los sitios. Hicimos una parada para almorzar.

Como la chica era pobre y mi marido sólo cogió la tarjeta, 
he pagado de mi bolsillo el almuerzo de la chica. 
Durante el almuerzo mi marido ni siquiera me mira, 
su atención era sólo para ella. 



Volvimos a la carretera, 

el almuerzo me dio mucho sueño. 
Me dormí en el asiento trasero. 
Me desperté un poco atontada, 
miraba por la ventana y noté que el coche estaba aparcado. 
No entendí. Miré hacia adelante y no les vi. 
Cuando miré hacia un lado, 
vi la puerta abierta. 



Ella de rodillas chupandóle el rabo. 

Estaba con los ojos medio cerrados, 
para no ver que estaba despierta. 
Ella se puso a cuatro patas en el asiento trasero, 
tan cerca podría verme la cara.
Mientras él le metió la polla fuerte en su coño. 
La chica gimió como una puta, 
y follaba con una cuckquean como nunca lo había hecho. 
Estaba muy excitada, pero fingí dormir, 
no podía impedírselo. 



El se corrió y se corrió, 

y yo en silencio. 
Porque yo soy Cuckquean, 
y ese es mi papel.




Este blog es para, tanto el marido, la cuckquean, y la amante. Somos David y Ana, vivimos en Madrid, España, tenemos 36 años y estamos casados desde hace 15 años. Mi esposa es cuckquean desde hace 10. Comenten lo que les pareció o envíennos cualquier e-mail con sus dudas (les responderemos). Y compartan con otras parejas que quieran ser/sean cuckquean.

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